En una tarde cargada de memoria y determinación, miles de voces se alzaron en la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco para recordar el coraje del Movimiento Estudiantil y Popular de 1968. Bajo el lema “Ni perdón ni olvido, castigo a los asesinos”, el Comité 68 lideró una marcha imparable hacia el Zócalo de la Ciudad de México.
Fotografías: Andrea Amaya / @and_amaya17 Mario Marlo / @Mariomarlo
En este emotivo mitin, la exigencia de justicia resonó en cada palabra. Se hizo un llamado enérgico a la Fiscalía General de la República para reactivar los procesos judiciales históricos, a abrir los archivos del pasado y a condenar a los responsables. La impunidad que rodea al genocidio de 1968 no tiene cabida en una sociedad que anhela la verdad y la justicia.
Pero esta manifestación fue mucho más que un recuerdo del pasado. Fue un llamado a atender la crisis humanitaria que enfrenta México, marcada por la inseguridad, la desaparición forzada y la violencia de género. La demanda de desmilitarización y la liberación de presos políticos se unieron al grito de “¡Basta ya!”.
Las voces se alzaron también por los desaparecidos, por la educación pública, contra la violencia de género y el fascismo en México. Fue un recordatorio poderoso de que la memoria histórica es un faro que guía la lucha por un México más digno y democrático.