Por Mercedes Matz/@abraxas_m
Filiberto Margarito Juan, concejal de la comunidad otomí residente de la Ciudad de México, calificó como grave la situación que enfrentan alrededor de 110 familias pertenecientes a la comunidad a consecuencia de la falta de acceso al agua, y al impedimento que tienen para salir a las calles de manera normal para vender sus artesanías, y con lo que logran el sustento del día para sus familias.
Esta situación no es nueva para la comunidad que vive en tres predios ubicados en las calles Zacatecas, Guanajuato y Roma de la capital mexicana. Filiberto Juan, originario del pueblo de Santiago Mexquititlan, explica que, en el caso de las familias que se hallan en calle Roma la situación es aún más complicada, pues en 2017 fueron desalojados del edificio que habitaban y desde entonces permanecen en la calle y en lucha por el predio en el que vivían.
“Las demandas de los compañeros no han sido escuchadas y ahora el virus complica las cosas para nosotros porque los compañeros no tienen ni baños ni agua para actividades esenciales como lavarse las manos”.
Para obtener agua, las familias disponían de una fuente cercana que luego fue clausurada a petición de los vecinos de la alcaldía Benito Juárez.
Mientras tanto en Coyoacán, delegación donde integrantes de la comunidad venden sus artesanías, llegaron “inspectores de la vía pública y nos dijeron que ya no podíamos vender por que podrían llevarnos al juez cívico”, relata Filiberto Juan.
“Ahora si salimos tenemos miedo a que nos remitan al juez cívico”.
“Nos dijeron que ya no nos quieren ver allí, no por ellos sino por lo que está pasando y que es un bien para nosotros”
“Del gobierno no esperamos nada”
Ante la situación, familias de la comunidad se ha organizado para hacer un llamado al gobierno de la Ciudad de México; y abrieron una campaña de acopio para recibir donativos.
Para la comunidad es complicado seguir las recomendaciones ante la pandemia del virus Covid-19.
Aunque el gobierno recomienda lavarse las manos “nosotros no tenemos agua potable para el consumo”, la sana distancia tampoco es posible, “vivimos hacinados y en campamentos” levantados en la calle, por lo que tampoco pueden permanecer en casa.
La cuarentena es imposible como para otros millones de mexicanos, ya que “somos desempleados, trabajamos en la calle y vivimos al día”, tal como señala la comunidad a través de la campaña de recaudación de víveres.
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