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La toma de protesta

Claudia Sheinbaum define el futuro de Morena con 10 compromisos clave

Por Max González Reyes

El pasado 1 de octubre se llevó a cabo la toma de protesta de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo. Cumpliendo el orden constitucional, el ahora expresidente Andrés Manuel López Obrador entregó la banda presidencial a su sucesora e hija política, que ahora tiene por consigna darle continuidad a las políticas que iniciaron en 2018 con su llamada Cuarta Transformación y su consolidación del Segundo Piso.

Como en todas las tomas de protesta, se levantan grandes expectativas por ver las reacciones del presidente que se va frente al relevo que llega con nuevos bríos y una nueva forma de hacer política. Cada seis años se repite el protocolo de despedir al mandatario que se despide frente al que llega. La expectativa de la toma de protesta que recién presenciamos el primero de octubre tiene que ver con que por primera vez llega una mujer a la presidencia.

En la historia reciente, dentro de los episodios más desagradables que tiene registro nuestro país, es aquel cuando fue la entrega de la banda presidencial entre Vicente Fox y Felipe Calderón. Como se recordará, aquel 1 de diciembre de 2006 estuvo marcado por la inestabilidad política, pues desde las elecciones de aquel año el candidato opositor, Andrés Manuel López Obrador, argumentó que había ganado las elecciones. Posterior a aquella jornada electoral López Obrador y su movimiento no reconocieron los resultados y como protesta encabezaron el cierre de una de las avenidas más importantes de la capital del país: Paseo de la Reforma.

Entre tanto, los legisladores del partido del candidato perdedor, en ese entonces el PRD, hacían todo lo posible porque Felipe Calderón no tomara protesta el primero de diciembre. Finalmente llegó la fecha y ese viernes fue todo un acontecimiento, ya que el alboroto en la Cámara de Diputados era palpable. Los legisladores del PAN que presidían la mesa directiva hacían todo lo posible por llevar a cabo la sesión de Congreso General, pero la oposición lidereada por el PRD impedía el paso de legisladores e invitados especiales. Finalmente, tanto el presidente saliente como el entrante ingresaron trasbanderas que cubren el Palacio Legislativo de San Lázaro y su estancia fue sólo para rendir protesta, la cual duró apenas unos cinco minutos, para así cumplir el orden constitucional. En esa ocasión no hubo discursos ni protocolos, salvo la estricta toma de protesta.

Aquel acontecimiento quedó marcado porque en el país no se había registrado un cambio de gobierno tan inestable como el de aquel año, por eso se recuerda de manera singular en la historia del país. Ni siquiera en el año 2000 hubo tal inestabilidad, cuando el partido que había nacido para mantener el poder, el PRI, había perdido la presidencia de la República, para dársela al PAN en la figura de Vicente Fox. Ese cambio no tuvo alteraciones y se llevó a cabo de manera normal.

Durante los cambios de gobierno en la época del PRI el ritual era congraciarse con el presidente entrante. El llamado “besamanos” que se le hacía al nuevo presidente era parte del reconocimiento como nuevo rey sexenal. Desde ahí, todo lo que hiciera o decía era aplaudido por todos los asistentes pues era el inicio de una nueva era.

Para la toma de protesta de Claudia Sheinbaum Pardo, los preparativos en la Cámara de Diputados empezaron desde un mes antes, cuando se instaló la LXVI Legislatura. La mayoría de Morena y sus aliados, conformada por el PT y PVEM, designaron como presidenta de la Mesa Directiva a una mujer que su historia personal es símbolo de la lucha de la izquierda por llegar al poder y de la reivindicación de las mujeres en el país: Ifigenia Martínez.

Como se sabe la maestra Ifigenia es un baluarte de la lucha de las demandas históricas de la izquierda. Ella se graduó en Economía por la Facultad de economía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), de la que después sería directora. Fue la primera mujer mexicana en estudiar una maestría en economía en la Universidad de Harvard. Como ya se dijo, fue una defensora incansable de los derechos de las mujeres: fue la primera mujer en ser directora de la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos; participó activamente en el movimiento estudiantil de 1968. Asimismo, en 1988 se convirtió en la primera mujer electa por la Ciudad de México para ocupar un escaño en el Senado; fue galardonada con la Medalla Belisario Domínguez en octubre de 2021, la máxima distinción otorgada por el Estado mexicano. También fue varias veces diputada, y resalta su participación en la Corriente Democrática de 1987 que encabezó junto a Cuauhtémoc Cárdenas y Porfirio Muñoz Ledo para abrir el proceso democrático al interior del entonces partido gobernante, al no lograrse crear el Frente Democrático Nacional, antecesor del PRD.

La maestra Ifigenia como presidenta de la Mesa Directiva, fue la encargada de entregarle la banda presidencial a otra mujer Claudia Sheinbaum Pardo. Pero la edad y el desgaste del tiempo no le permitieron disfrutar al máximo este acontecimiento. De hecho, desde el primero de septiembre, cuando fue nombrada presidenta de la Cámara de Diputados, no volvió a presidir una sesión hasta ese primero de octubre. La enfermedad le impidió llegar por su propio pie a la presidencia cameral, aunado al oxígeno que tenía. De hecho en el momento mismo de la entrega de la banda presidencial se alcanzó a escuchar en los micrófonos que apenas se podía sostener. Apenas pudo cumplir su labor, pues cinco días después nos enteramos de su fallecimiento a los 99 años.

Este hecho quedará guardado en la historia de la entrega de la banda presidencial: por entregarse de mujer a mujer y posteriormente el fallecimiento de una.

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