Por Max González Reyes
México sufre un proceso de desgaste de sus instituciones. Pareciera que lejos de perfeccionar los procedimientos para mejorar las instituciones hemos caído en un bache en el que el mecanismo está viciado.
Esta afirmación viene por el reciente proceso para la designación de los integrantes de la Comisión Reguladora de Energía (CRE), un órgano autónomo, recientemente tuvo relevancia. El tema inició cuando el pasado 11 de febrero Presidente Andrés Manuel López Obrador mando al Senado las ternas para remplazar a cuatro integrantes de la CRE, toda vez que dicho órgano perdió su quórum para sesionar y emitir resoluciones al quedarse con sólo tres de sus siete miembros, luego de que Jesús Serrano Landeros, Neus Peniche Sala y Marcelino Madrigal anunciaran su renuncia del órgano regulador, al igual que Montserrat Ramiro, quien dejó el cargo el 15 de febrero.
El proceso que en un principio se percibía simple con el paso de los días se fue complicando pues una vez que la Mesa Directiva de la Cámara Alta turnó a la Comisión de Energía las cuatro ternas, los candidatos comparecieron ante dicha Comisión. Pero las comparecencias fueron un fisco pues los comparecientes exhibieron un bajo nivel técnico y un claro desconocimiento del sector. Algunos medios reportaron que entre las expresiones que evidenciaron a los comparecientes, se encuentra la de Guadalupe Escalante Benítez, quien presentó una descripción de la Comisión Reguladora de Energía que encontró en Internet. Así como la de Ángel Carrizalez López, miembro del equipo de Ayudantía de la Presidencia, quien reconoció que estuvo trabajando en Morena pero no supo responder qué es el CENACE (Centro Nacional de Control de Energía). Asimismo, otro de los candidatos que no supo responder fue Jorge Amaya Mendívil, quien ante la pregunta sobre qué es un CEL (Certificado de Energía Limpia), contestó mostrando su teléfono celular.
Pese a ello, la Comisión de Energía, donde Morena tiene la mayoría, aprobó a todos los propuestos por el Ejecutivo. Posteriormente turnó el dictamen de elegibilidad a la Mesa Directiva para que el pleno votara a los candidatos. Sin embargo, al momento de la votación ninguno alcanzó la mayoría calificada que exige el artículo 6 de la Ley de los Órganos Reguladores Coordinados en Materia Energética por lo que el Presidente de la Mesa Directiva solicitó que los resultados fueran notificados al Presidente de la República, para que presentara una nueva terna.
El Presidente López Obrador volvió a mandar las cuatro ternas con los mismos nombres sólo que en diferente posición, incluyendo un nuevo candidato en sustitución de uno que no se presentó a comparecer en la primera terna que presentó.
Los otra vez propuestos volvieron a comparecer ante la Comisión de Energía y ahí las sesiones fueron una serie de reclamos a los Senadores por haberlos exhibidos en su primera comparecencia. Hubo incluso uno que se levantó sin responder las preguntas de los legisladores. Sin embargo, por una segunda ocasión la Comisión aprobó a todos los candidatos y turnó nuevamente a la Mesa Directiva el dictamen. Una vez presentado al pleno se sometió a votación, después de un acalorado debate, pues el asunto no estaba agendado en la sesión del 3 de abril, pero la Presidencia lo incorporó en una versión de la Gaceta que se distribuyó poco antes de iniciar la sesión. El resultado fue que al momento de votar en el pleno, los candidatos nuevamente no alcanzaron los votos suficientes señalados por la ley, por lo que el Presidente los tuvo que nombrar.
Por lo anterior, en la conferencia matutina del 4 de abril, el Presidente Andrés Manuel López Obrador informó que nombró a Luis Linares Zapata, Norma Leticia Campos, José Alberto Celestinos, Guadalupe Escalante, quienes obtuvieron las calificaciones más altas en la votación el pleno senatorial, como integrantes de la CRE.
El tema reviste de un buen análisis pues refleja, entre otras cosas, el vacío legal que hay en torno a las ternas que envía el Presidente. El citado artículo 6 de la Ley de los Órganos Reguladores Coordinados en Materia Energética señala que: “Para nombrar a cada Comisionado, el Presidente de la República someterá una terna a consideración de la Cámara de Senadores, la cual, previa comparecencia de las personas propuestas, designará al Comisionado por el voto de las dos terceras partes de sus miembros presentes, dentro del improrrogable plazo de treinta días…En caso de que la Cámara de Senadores rechace la totalidad de la terna propuesta, el Presidente de la República someterá una nueva, en los términos del párrafo anterior. Si esta segunda terna fuere rechazada también, ocupará el cargo de Comisionado la persona que dentro de dicha terna designe el Presidente de la República”.
Como se puede leer, el espíritu del legislador al señalar “nueva” se refiere a otros integrantes, no a cambiar de lugar a los ya propuestos. Sin embargo, al no estar claramente establecido en la ley, jurídicamente el Mandatario no está impedido a mandar las mismas propuestas aunque sea en nuevas ternas, no obstante que políticamente es incorrecto.
El Presidente no actuó faltando a la ley (aunque la oposición en el senado está analizando presentar una controversia constitucional). El mensaje político es que López Obrador quiere nombrar a sus Comisionados no importando que no tengan la legitimidad que en este caso da el procedimiento del Senado. Al mandar las misma terna (pero revolcada) el mandatario está mandando la señal de “aquí mando yo y estos son los que quiero imponer”.
Es claro que esta es una mala señal para la cooperación entre poderes. Esta designación por parte del Ejecutivo fija un precedente para futuras designaciones donde intervenga el poder legislativo. Considero que es necesario replantear este procedimiento de designación pues al estar viciado puede que caigamos en un bache del que en futuras designaciones sean designadas por el Ejecutivo.