Chimalhuacán, Estado de México, 30 de octubre de 2017
De la madrugada del 2 de julio del presente año ya casi se cumplen 4 meses cuando el cuerpo de Diana Velázquez apareciera tirado en la calle Francisco I. Madero, colonia Guadalupe, en Chimalhuacán, Estado de México.
En ese mismo sitio desolado el pasado 29 de octubre otros cuerpos y rostros de mujeres en su mayoría, acudieron a construir un memorial en alusión a la vida de Diana al compás danza y expresiones del cuerpo, de flores de cempasúchil y faldas de papel de distintos colores en alusión a la decoración de las ofrendas del día muertos mexicano.
Ahí los rostros de ellas gritaron con el cuerpo los dolores y la indignación; en esas tierras del Estado de México donde constantemente aparecen mujeres asesinadas y tiradas en las calles, abusadas sexualmente, mutiladas, desfiguradas de sus rostros; historias de mujeres y niñas fragmentadas de sus cuerpos, de su vida, de su sueños y del acceso a la justicia.
Tal pareciera que en estos lugares se ha construido un destino de violencia y muerte para las otras mujeres que transitan en esas calles de silencio e impunidad. Sin embargo ante ese escenario de destrucción de las vidas de las mujeres de la periferia, en esas mismas calles abandonadas e invadidas de silencio generado por el miedo y la impunidad, otras mujeres prestaron su rostro en una voz con danza y performance; desde el cuerpo para encarar la injusticia y acariciar un poco el dolor de familiares, amigos y personas solidarias, pues se han reunido también para recordar al Estado que el caso de Dina Velázquez Florencio aún sigue sin respuesta por parte de la Fiscalía de Feminicidio ubicada en Tlalnepantla Estado de México.
El arribo de mujeres en vuelo como mariposas llegan como desde ese otro lugar y danzan desde sus cuerpos, se miran, hablan entre ellas con los ojos la posibilidad y la esperanza; desde sus manos y sus rostros cuentan del silencio, dan voz y nombre a una historia cancelada por el machismo criminal que camina tal vez riéndose en estas calles solas ante un Estado que también traza una mirada política del desprecio de lo pobre, de las mujeres pobres de la periferia.
Pero el ritual de las mujeres organizadas es más fuerte danzan ataviadas de flores, mueven sus manos y colores de la muerte y lo festivo; giran tomadas de la mano y dicen con voz al viento: Yo soy Dina Velázquez Florencio y así hasta sonar más fuerte. Ellas se niegan al destino de los cuerpos fragmentados de mujeres, ellas están apelando a la memoria, reconstruyendo los fragmentos de un cuerpo que se niega al olvido del feminicidio de Diana.
Los cuerpos se miran, susurran y gritan al compás del grito de “¡Justicia y más justicia!” así como también lo ha enseñado en su andar Irinea Buendía, madre de Mariana Lima, víctima de feminicidio en este mismo municipio en 2010; como madre que enseña a sus hijas y hermanas a luchar y alzar la voz: gritar contra el feminicidio y puesto que el silencio de nada sirve.
Ese día se llenamos los cuerpos, los silencios, nos llenamos de esperanza y llevamos un poco de bálsamo a Lidia Florencio y Laura Velázquez, madre y hermana de Diana, y demás de familiares. Sin embargo como sentir una caída al vacío en el evento encontramos a otra madre, otra hermana y familiares de otro caso de feminicidio; Ana Laura, de 20 años fue víctima de feminicidio hace apenas dos meses en una colonia cercana en el mismo municipio ellas llegaron para pedir ayuda, para buscar una respuesta.
Fue como volver a ese ciclo de violencia feminicida que no acaba, acompañada con las mismas historias y los mismos tratos por parte de la autoridad idolente y omisa. Pero al ver a estas otras mujeres, ellas se dieron ánimos para alzar la voz, tomar el micrófono y denunciar.
Si la violencia feminicida no cesa, si los gobernantes siguen silenciado la justicia que nuestras voces y las voces desde los cuerpos de las mujeres sigan emitiendo gritos de esperanza.
Las organizaciones presentes en estas acción fueron: Nos Queremos Vivas Neza, Invisibles Somos Visibles, Colectivo Danza en Resistencia, Cecos, Red Denuncia Feminicidios Estado de México, Movimiento Popular Revolucionario, la Liga Mexicana por la Defensa de los Derechos Humanos, y artistas Carmen Carmona y Bloque.
Manuel Amador es coordinador de la Red Denuncia Feminicidio Estado de México