Por Redacción/@Somoselmedio
La UAM suspendió sus actividades desde el 31 de marzo y hasta el 30 de abril por la crisis de salud de Covid-19. Pero de manera inesperada dicha cuarentena fue interrumpida por el Rector General, Eduardo Peñalosa Castro, quien citó a sesión virtual a los integrantes del Colegio Académico para el viernes 17 de abril y en el orden del día se encuentra la modificación del calendario escolar y la discusión de un “Proyecto Emergente de Enseñanza Remota”, que ha generado molestia e inconformidad entra las y los profesores de esa institución y entre amplios sectores de la comunidad estudiantil.
A unas horas de haberse conocido el referido “Proyecto”, más de medio centenar de académicas y académicos de esa institución elaboraron lo que denominan un “Posicionamiento de académicxs de la UAM en torno al Proyecto Emergente de la Enseñanza Remota”.
En dicho posicionamiento los profesores describen sus fallas, deficiencias y nocivas implicaciones, así como las transgresiones al modelo educativo presencial de la UAM. En el documento reclaman que se pretenda “montar un funcionamiento de docencia ordinario (…) sobre tiempos excepcionales y graves”, lo cual califican de “sumamente peligroso e insensible”. Sostienen que con ese proyecto se margina a centenas de estudiantes que no cuentan con las tecnologías o viven en condiciones marginales, de pobreza, hacinamiento o violencia. Por ello, sostienen que “será profundamente discriminatorio, una discriminación que se agrega a la discriminación social y económica que padecen casi el 70% de la población que viven en condiciones marginales, de pobreza o desigualdad.”
Los académicos recordaron que existen investigaciones que afirman que la educación en línea simplifica y banaliza el conocimiento. También sostienen que esas modalidades virtuales fomentan “el individualismo, la atomización, el aislamiento, la disgregación social, la feroz competencia y el emprendedurismo propios del neoliberalismo de los últimos 40 años”. Recuerdan que ese modelo económico, que también es educativo, es el responsable del “desastre de un país con más de 250 mil muertos, 60 mil desaparecidos y condiciones de desigualdad y pobreza”.
Por lo que criticaron que se “introduzca esa educación bancaria virtual” en la universidad. También dejan entrever que con ese proyecto de educación virtual puede existir un proyecto oculto de flexibilización de las relaciones de trabajo y desmantelamiento de los derechos colectivos. En el posicionamiento, los profesores plantean alrededor de once argumentos en los que analizan porqué el “Proyecto Emergente de Enseñanza Remota” es un atentado contra el modelo educativo de la UAM, concluyendo que a las autoridades “parece solo interesarle cumplir con el calendario escolar y el productivismo escolar”. Finalmente agregan que les preocupa que ese proyecto de educación en línea “constituya (…) una simulación de normalidad en tiempos que son anormales y que los procesos educativos sean simulados de manera virtual.”
En otro orden de ideas, cabe destacar que el colegiado suplente, César Jordany Padilla Salmerón, de la Unidad Azcapotzalco, publicó un comunicado en su cuenta del facebook en el que le informa al Presidente del Colegio Académico de la UAM, que la sesión convocada para celebrarse de manera virtual es ilegal porque violenta la legislación universitaria en razón de que deben ser en “trimestre lectivo” y porque las votaciones deben ser de manera presencial, además de violentar el Contrato Colectivo de Trabajo.
Aquí se puede leer el “Posicionamiento de académicxs de la UAM en torno al Proyecto Emergente de la Enseñanza Remota”:
Posicionamiento de académicxs de la UAM en torno al Proyecto Emergente de la Enseñanza Remota
La situación extraordinaria por la que atraviesa nuestro país nos permite reflexionar desde la universidad pública sobre las distintas dimensiones sociales y económicas en las que impacta la pandemia del COVID-19. Es muy significativo que la pandemia resulte clarificadora de los niveles de desigualdad social en nuestro país que hoy recrudecen la vida de millones de mexicanos. Siendo la UAM una institución pública financiada con recursos públicos del pueblo y creada para el beneficio de los mexicanos, esta reflexión sobre la forma en la que la comunidad universitaria enfrenta la crisis no es menor. Así como tampoco es menor reflexionar sobre el papel que debe tener la universidad en estos tiempos de emergencia.
Consideramos relevante que ante situaciones extraordinarias la universidad mantenga la realización de actividades que permitan ubicarla en la vida nacional, así como plantear su papel en la resolución de los problemas que resultan urgentes en las distintas áreas de conocimiento; también es fundamental pensar la formación universitaria en función del desafío fundamental que esta pandemia ha puesto en evidencia: la desigualdad. El acceso a la salud, a la vivienda digna y a condiciones indispensables de habitabilidad, a condiciones de estabilidad en el trabajo, son hoy puntos centrales de la agenda de los cambios inaplazables hacia donde debemos dirigir nuestros esfuerzos.
En este contexto saludamos las iniciativas de generar espacios virtuales que permitan contribuir a esta finalidad; sin embargo, también consideramos que es necesario reconocer las limitaciones de estos medios, los cuales, dada su naturaleza atomizante, disolvente, individualista y reproductora de las lógicas del emprendedurismo digital neoliberal y la urgencia y premura con que han sido construidos, no pueden sustituir a las clases presenciales y menos de manera permanente, sino que solamente deben ser utilizados como mecanismos de apoyo, y por tanto voluntarios y no punitivos, en el momento actual de contingencia sanitaria. Así, vemos con preocupación que, en los hechos, mediante el denominado “Proyecto Emergente de Enseñanza Remota. Propuesta para apoyar a la docencia en la contingencia en la UAM”, se pretenda sustituir las funciones docentes para ser depositadas en medios electrónicos para cumplir con tiempos estipulados en un calendario escolar, como si fuera posible funcionar de manera normal en tiempos que debieran tratarse precisamente como extraordinarios. Esta situación de pretender montar un funcionamiento de docencia ordinario (y la obsesión por cumplir con el calendario escolar ordinario) sobre tiempos excepcionales y graves por la emergencia sanitaria y crisis económica, nos parece sumamente peligroso e insensible. Por ello, expresamos una serie de preocupaciones:
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La UAM es una universidad pública que de ninguna manera debe excluir a aquellos que no cuentan con recursos como una computadora o acceso seguro a internet, conocemos que la institución realizó una encuesta para conocer el estado de accesibilidad; sin embargo, es imposible con ella hacer un diagnóstico real de su situación, si consideramos los datos disponibles en los anuarios estadísticos, según el último disponible (2018) la comunidad estudiantil oscila entre 41,500 en invierno y cerca de 46 mil en otoño1. Es decir, entre 11 mil y 15 mil estudiantes no contestaron la encuesta y desconocemos su situación. Además de considerar que el CONEVAL en su último estudio de vivienda (2018)2 estima que solo el 33% de los mexicanos tiene a acceso a internet.
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Consideremos que nuestra Institución recibe estudiantes de distintas localidades del país y que por esta emergencia muchos de ellos pudieron regresar a sus localidades donde se dificulta más el acceso computadoras o al internet. Muchos otros quedaron varados en la Ciudad de México en condiciones desfavorables y precarias, por lo que no basta con las becas que se les otorga. La UAM debe implementar un programa especial de apoyo, pues existe el riesgo de que muchos de las y los inscritos no regresen debido al empeoramiento de su situación económica.
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Así, en primer término, la modalidad virtual propuesta implica la marginación de un amplio sector de estudiantes que no tienen acceso material a la infraestructura necesaria (computadora portátil o de escritorio), así como a la calidad de conexión a internet adecuada para el desarrollo óptimo de las actividades. Si bien, aplaudimos los intentos desde la rectoría por mitigar la falta de acceso a los elementos tecnológicos para realizar las actividades emergentes, consideramos que no son suficientes para asegurar el acceso material elemental de las y los estudiantes a dichos recursos.
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En efecto, vemos con preocupación que, concentrándose en estos elementos tecnológicos, las autoridades de la UAM dejan de lado otros elementos cotidianos que son fundamentales para que las y los estudiantes puedan atender con adecuado esfuerzo el proceso de enseñanza-aprendizaje. Se trata de las condiciones de vida de cada uno de los miembros de nuestra comunidad; así, un estudiante que debe trabajar para apoyar la subsistencia de su familia o mantener la propia, en estos momentos de crisis no se encuentra en condiciones de atender una modalidad virtual que requiere herramientas distintas a las desarrolladas a lo largo de las clases presenciales. En este mismo sentido, un estudiante que no cuente con condiciones de vivienda adecuada (en términos de espacio, acceso a servicios públicos, entre otras cosas), aunque llegue a tener un dispositivo para realizar las actividades, lo hará en condiciones precarias que impiden el cumplimiento adecuado del proceso de enseñanza aprendizaje. Y debemos insistir en algo: las y los alumnos de la UAM no son de los estratos sociales de las universidades privadas con mayores recursos o de las universidades de Francia o Inglaterra. Es importante señalar que las tecnologías no operan en el vacío. Operan en una sociedad dada y en unas condiciones familiares específicas: las de México. Violencia, hacinamiento, falta de recursos, condiciones inadecuadas para estudiar y posiblemente enfermos que cuidar: ese es el panorama de no pocas familias mexicanas. Por ello, ese “Proyecto” propuesto, bien intencionado y que parece solo interesarle cumplir con el calendario escolar y el productivismo escolar, tendrá un efecto: será profundamente discriminatorio, una discriminación que se agrega a la discriminación social y económica que padecen casi el 70% de la población que viven en condiciones marginales, de pobreza o desigualdad. En ese sentido, será doblemente discriminatorio porque agrega a las condiciones propias de los alumnos precarizados los de sus familias precarizadas.
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Se debe considerar además la crisis económica que acompaña la crisis sanitaria, es decir que en un momento determinado la población deberá elegir entre el pago de gastos indispensables como la alimentación y vivienda a aquellos que no lo son como el internet.
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Un elemento más que subyace en la aplicación de la educación remota es la visión pedagógica para implementarla. Los procesos educativos son más complejos que la simple transferencia de datos e información, siguiendo a Freire consideramos que los estudiantes no son cajas vacías o repositorios que haya que “llenar de contenido” por los mecanismos que sea posible, más aún creemos firmemente que nuestros estudiantes son entes activos en el proceso de enseñanza aprendizaje para construir conocimiento en las diferentes disciplinas, acción que se limita por el uso de las tecnologías, pues mantener comunicación o brindar contenidos audiovisuales o textos, como lo hacemos comúnmente en tiempos ordinarios, solo es como herramientas de apoyo para estos procesos y no en sustitución de los mismos, de hacerlo así la calidad educativa se verá mermada. Existen demasiados estudios que registran que a través de esos medios virtuales se tiende a simplificar y banalizar el conocimiento, Además, existe toda una ideología que subyace a ese tipo de educación virtual y que tiende a fomentar el individualismo, la atomización, el aislamiento, la disgregación social, la feroz competencia y el emprendedurismo propios del neoliberalismo de los últimos 40 años. No hay que olvidar que esas políticas educativas, económicas y sociales son las responsables del desastre de un país con más de 250 mil muertos, 60 mil desaparecidos y condiciones de desigualdad y pobreza. No podemos permitir que se introduzca esa educación bancaria virtual. Además de considerar que cada estudiante tiene sus propios tiempos de aprendizaje y sus alcances particulares pueden ser medidos, evaluados y nivelados en los salones de clase, situación que no se permite en vías remotas.
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Además de lo anterior, la introducción de nuevas tecnologías dentro del proceso de enseñanza-aprendizaje implica la transformación de la materia de trabajo, lo cual modifica la relación laboral del personal académico y tiene efectos en la desregulación y flexibilización del trabajo. Si bien, en este momento, la contingencia implica la imposibilidad de realizar actividades presenciales, también es cierto que, hasta el momento, el personal académico que habitualmente hace labores presenciales difícilmente puede adaptar su trabajo cotidiano, pues no se cuenta con la habilitación técnica ni pedagógica adecuada para ello, incluso algunos profesores carecen de las condiciones tecnológicas para ello. Por otro lado, no hay que olvidar que la figura en la UAM es la del profesor-investigador, con lo que parte de sus actividades continúan en el ámbito de la investigación y la difusión de la cultura por diferentes medios.
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En situación ordinaria se debería promover la discusión con el personal académico y con el sindicato titular del contrato colectivo de trabajo para modificar las funciones del personal académico, llegando a acuerdos bilaterales y a procesos institucionales de capacitación accesibles para la generalidad del personal académico. De tal forma que, por un lado, la falta de programas de capacitación pactados bilateralmente con el sindicato titular del contrato colectivo de trabajo implica que no exista una capacidad general adecuada para la implementación óptima de mecanismos remotos para llevar a cabo el proceso de enseñanza-aprendizaje, sin embargo, al encontrarnos en una situación extraordinaria su implementación urgente debe ser considerada solamente una orientación para los estudiantes que puedan acceder a ella y de ninguna manera una obligación ni para el personal académico ni para los estudiantes. En todo caso, implementar dichas medidas (más allá de esta situación de contingencia) de forma general para la realización de procesos de enseñanza-aprendizaje por medios electrónicos, si no se contienen en su papel orientador y optativo, implica la imposición unilateral de nuevas condiciones laborales para el personal académico y transgrede el contrato colectivo de trabajo. Por esto mismo, consideramos que la participación del personal académico en dichos procesos remotos, que insistimos deben ser solo de apoyo, optativos y contingentes, no debe ser condicional para el acceso a las becas y estímulos, en consideración tanto de la falta de un programa de capacitación bilateralmente pactado entre el sindicato titular del contrato colectivo y las autoridades universitaria, como a las condiciones de contingencia que tienen un impacto relevante en las capacidades laborales del personal académico.
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Nos preocupa sobremanera la situación laboral de las y los trabajadores académicxs contratados por tiempo determinado, pues parecen ser excluidos de la Universidad, en primer lugar, porque pese a haber ganado concursos de evaluación curricular no alcanzaron a concluir sus trámites de contratación y pese a peticiones expresas que hemos hecho de que se solucione su situación laboral y salarial en estos tiempos extraordinarios no hemos encontrado eco. ¿El Proyecto Emergente de Enseñanza Remota no considera entonces las UEAS que han sido asignadas a los profesores contratados por tiempo determinado? ¿En caso de aprobarse el calendario escolar propuesto, la oferta de UEAS de las diferentes licenciaturas será incompleta? ¿O será como sucede en tiempos ordinarios que los estudiantes se quedarán sin clases durante las primeras semanas por no solucionar las condiciones laborales de nuestros compañeros? En este sentido, consideramos que la UAM tiene las condiciones presupuestales, técnicas y legales para mostrarse solidarios con las y los profesores temporales y contratarlos de manera excepcional por dos trimestres, de tal manera que no los deje en el abandono en esta situación de crisis de salud y económica. Incluso, conminamos a las autoridades universitarias a establecer mecanismos electrónicos tanto para el funcionamiento de las comisiones dictaminadoras divisionales a fin de que concluyan con los procesos de evaluación suspendidos, como para los procesos administrativos necesarios para formalizar los contratos de trabajo del personal académico por tiempo determinado.
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Otro elemento que nos preocupa es que tal parece que hay prisa para imponer esta forma de evaluación, muestra de ello que el trimestre 20I tiene solo 9 semanas. Y para completar los días oficiales, se pretende considerar los sábados como días laborales, lo cual es violatorio del CCT. Además, esto atenta contra cualquier forma didáctica, al forzar a alumnos y profesores a modificar contenidos, ya sea eliminando algunos o revisándolos superficialmente para cubrirlos en nueve semanas. Esto ocurre justamente en el momento más difícil para todos, debido a la pandemia y, además, con un cambio de modalidad.
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Finalmente nos preocupa que esta sustitución se constituya en una simulación de normalidad en tiempos que son anormales y que los procesos educativos sean simulados de manera virtual. Y más aún nos preocupa que estas medidas se lleven a cabo bajo la lógica de proteger el ejercicio presupuestal, sabemos que pensar en el presupuesto de la universidad es importante y que por las medidas extraordinarias decretadas en el país deberían solicitarse también medidas extraordinarias para el ejercicio del mismo, pero esto no debe ser en menoscabo de las funciones de docencia de la universidad y de formación de las y los estudiantes.
Como hemos dicho al principio, saludamos las propuestas por mantener activa a la universidad pública y por ello estimamos que todos los esfuerzos, a los que nos sumaremos, deben considerarse y diseñarse como herramientas de apoyo para la formación universitaria para todos aquellos cuyas condiciones así lo permitan, pero no es posible la sustitución de las actividades ordinarias que implican discusiones profundas sobre los modelos pedagógicos sobre los que descansan. Estas herramientas de apoyo deben ser voluntarias, optativas y delibre acceso y de ellas no debe depender el avance académico o el atraso de nuestros estudiantes por sus condiciones materiales, familiares y emocionales.
Firmas
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Noemí Luján 27763, Xochimilco
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Celso Valdez Vargas 18646, Azcapotzalco
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Lilia Carbajal Arenas 11773, Azcapotzalco
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Ana Leticia Arregui Mena 33060, Cuajimalpa
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Javier Herrera Ruiz 8398, Azcapotzalco
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E.M. Gutiérrez Cárdenas 1915, Xochimilco
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Silvia Sánchez González 12615, Azcapotzalco
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Luis Kato Maldonado 10486, Azcapotzalco
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Guadalupe Huerta Moreno 15577, Azcapotzalco
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Daniel Sandoval Cervantes 40627, Cuajimalpa
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Mario Guillermo González Rubí, 22537, Azcapotzalco
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Carlos Gómez Carro 10679, Azcapotzalco
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Nicolás Domínguez Vergara 30352, Azcapotzalco
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Gabriela Del Valle Díaz Muñoz11651, Azcapotzalco
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Marcela Suarez Escobar 10484, Azcapotzalco
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Gretchen González Parodi 16932, Azcapotzalco
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Griselda Alonso Hernández 40953, Iztapalapa
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Marta Silvia Solís Valdez 13258, Iztapalapa
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Minerva Gómez Plata 19856, Xochimilco
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Verónica Gil Montes 25147, Xochimilco
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Rafael Reygadas, 4532, Xochimilco
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Aline Magaña Zepeda, 34646, Iztapalapa
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María de Jesús Rodríguez Guerrero, 8413, Azcapotzalco
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Dulce María Castro Val 28899, Azcapotzalco
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Nadina Perrés Pozo 40796, Xochimilco
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Enrique Gallegos, 35797, Cuajimalpa
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José Joel Vázquez Ortega 11944, Iztapalapa
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Mariana Robles Rendón 29109 Xochimilco
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Irina Cruz y Cruz 31622, Xochimilco
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Mayra I. Terrones Medina 33557, Xochimilco
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Rosario Clara Vargas Solís 4664, Xochimilco
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María Guadalupe Figueroa Torres 14403, Xochimilco
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Adriana Soto 22185, Xochimilco
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Selene Laguna Galindo 31968, Azcapotzalco
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Carlos Humberto Durand Alcántara 11349, Azcapotzalco
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Alejandro De la Paz Toledo, 16251, Azcapotzalco
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Marco Antonio Molina Zamora 27602, Xochimilco
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Salvador Ferrer Ramírez 13292, Xochimilco
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Marco de la Lama Zubirán 33133, Iztapalapa
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Celia Pacheco Reyes 13742, Xochimilco
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Sergio SolisTepexpa 28479, Xochimilco
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Isabel Font 2221, Azcapotzalco
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José Fernández 6735, Xochimilco
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Ana Karina Rodríguez Vicente 34395, Xochimilco
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Moisés Moncayo Gómez 39520, Iztapalapa
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Ruth Soto Castor 24789, Xochimilco
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Alfonso Esquivel Herrera 17064, Xochimilco
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Roberto Javier Almeyda Artigas 17606, Xochimilco
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Jesús Sánchez Robles 16734, Xochimilco
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María de Lourdes Rosas Sánchez 11627, Xochimilco
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María Jesús Ferrara Guerrero 22662, Xochimilco
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Iván Ernesto Roldán Aragón 22489, Xochimilco
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Aldo Aquino Cruz 40935, Xochimilco
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Martha Rodríguez Gutiérrez 3059, Xochimilco
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Cruz Velázquez Galindo 6098, Azcapotzalco
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Hugo Pichardo Hernández 21138, Azcapotzalco
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Ramón de Lara Andrade 12659, Xochimilco
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María del Carmen Monroy Dosta, 29806, Xochimilco
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Guadalupe Correa Chiarotti 40437, Iztapalapa
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Roberto Manero 7402, Xochimilco
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Fernando García Masip 6583, Xochimilco
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Adolfo Morales Valladares 22751, Azcapotzalco
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2https://www.coneval.org.mx/Evaluacion/IEPSM/Documents/Derechos_Sociales/Dosieres_Derechos_Sociales/Retos_Derecho_Vivienda.pdf p 20.
Muy bien
Están en tooodo el derecho de inconformarse, en lo que no están en su derecho, es en cobrar todo su sueldo SIN TRABAJAR.
Por lo tanto, la ley establece que tanto una institución o un negocio, tiene la obligación de pagar a sus empleados en una contingencia de este tipo, pero un salario mínimo.
Que los profesores que están en desacuerdo, NO perciban salario completo, o se dejen de huevonerías y se pongan a trabajar, HOLGAZANES !!!
Apkaudo y Comparto su visión y propuestas.
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Estimados colegas que firman este posicionamiento
Quiero aplaudir y felicitarlos por tomar la iniciativa de opinar después de que el colegio ha decidido introducir el PROYECTO EMERGENTE DE EDUCACIÓN EN LÍNEA. Debimos comenzar el trimestre el primero de abril y por el problema del coronavirus, llevamos y llevaremos enclaustrados casi mes y medio pues ya se habla de reiniciar el 11 de mayo, aunque no es seguro.
Les habría aplaudido doblemente si en lugar de esperar la decisión de las autoridades ustedes hubieran marcado una solución inmediatamente después de suspender el trimestre. Han respondido un poco tarde, pero lo han hecho a diferencia de los muchos que no enfrentamos al toro por los cuernos y asumimos una actitud pasiva, al fin que los sueldos siguen pagándose puntualmente. Por eso los felicito, porque no se han quedado sentados. Pero a través de toda su carta, no veo NINGUNA propuesta y sí, muchas quejas, cuestionamientos, dudas, y reprobaciones. Realmente me gustaría que aportaran una propuesta mejor y estoy seguro que la pueden formular, y que lleve el espíritu de darle mejores servicios al estudiantado y cuidar mejor los dineros del pueblo. Se ha planteado el inicio del trimestre el once de mayo, quiere decir que se han perdido más de mil millones de pesos que nos da el erario, de manera inútil, sin oficio ni beneficio. No nos duele porque es dinero que pone el pueblo trabajador, ése que no tiene ingresos seguros, que vive al día.
Como toda instancia de gobierno, se toman decisiones lentas y quizás, no las mejores pues no vivimos bajo el riesgo de una institución privada que si no trabaja no come.
Pero la actitud de ustedes, firmantes del Pronunciamiento, me conduce a pensar que hay materia gris, inteligencia, visión y pasión por dirigir la vida de una universidad.
Estos tiempos inéditos nos invitan a tomar decisiones atrevidas, valientes y racionales. Por lo mismo, les sugiero piensen en la idea de convertirse en dueños de la UAM, no solo ustedes sino de todos los profesores y trabajadores que estén dispuestos a usar su talento para crear un gran modelo de universidad, que tanta falta le hace a nuestro país. ¿Sería cosa imposible? Yo creo que no y menos ahora que no hay rumbo ni dirección de esta nación. Tomemos la iniciativa. Parafraseando a Emiliano Zapata: LA UNIVERSIDAD DEBE SER PROPIEDAD DE LOS PROFESORES QUE LA TRABAJAN. Y advierto, esta idea nada tiene que ver con eso de la educación gratuita. Son temas separados.
Un saludo muy calurosos colegas y camaradas de la UAM.
Dr. Santos Mercado Reyes
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