No hay nada más fácil que sembrar odio y temor entre la población. El caso de la campaña xenofóbica, emprendida por grupos derechistas para criminalizar a la caravana centroamericana es un ejemplo claro de ello, puesto que cualquier análisis que vaya más allá de la superficie (del encabezado, del video de dos minutos, de la imagen manipulada), bastará para evidenciar la falsedad detrás de los cientos de discursos de odio y desprestigio masificados a través de las redes sociales. Vamos a ellos.
Por Don Nadie
Un primero ejemplo es el de Roberto Gómez, activista en pro de la educación gratuita en Honduras que fue asesinado en junio de 2017. Ahora, en medio de la xenofobia nacional, se ha editado su imagen para montar un mensaje sobre su cartulina que dice “En Honduras no comemos frijoles; si vas a apoyar que sea algo digno”. Listo, ahí va un ataque directo al corazón de la identidad mexicana creado a partir de mentiras. Dato curioso: 90% de los hondureños consumen frijoles y maíz como parte de su dieta diaria.
Entre los gritos irracionales pronunciados por los mexicanos que han sido víctimas de la desinformación y la manipulación, están aquellos que hablan de la caravana migrante como “una conspiración para desestabilizar a México”. Sin embargo, es muy probable que estos sujetos no sepan que los índices de violencia que se viven en Centroamérica son cinco veces mayor que la que se vive en México. También es probable que ignoren las condiciones de pobreza, corrupción y miseria que se viven en estos países, muy similares a las que asolan entidades cooptadas por el crimen organizado en México, como son Guerrero y Tamaulipas. En pocas palabras, los migrantes huyen porque no les queda de otra, porque es huir o morir, ¡viven en medio de la muerte, no porque les hayan pagado para ello! Como bien lo expresó esta semana una migrante: “No vinimos porque quisimos, vinimos por amenazas de muerte, mi hermano fue asesinado ayer”.
https://www.somoselmedio.com/2018/11/21/lo-unico-que-queremos-es-paz-cronicas-de-odio-y-solidaridad-frente-a-la-caravana-migrante-en-tijuana/
Y bueno, también podemos retomar el dicho de que “los centroamericanos vienen a provocar violencia”. Claro, nada más fácil para quitarse de encima la realidad de inseguridad que atraviesa el país que utilizar a un chivo expiatorio para trasladarle toda la sangre derramada por la guerra contra el narco. En esta ocasión los datos nos asisten de nuevo: Más de 200,000 asesinados en México en los últimos 10 años; Más de 2,100 ejecutados en Tijuana en lo que va del año; tan sólo en 25 horas fueron ejecutadas 17 personas en esta ciudad. No, la violencia no viene de fuera, la violencia viene de adentro.
Otro de los puntos clave de la xenofobia mexicana es el del nacionalismo, mismo que parte de presuntos principios que buscan “defender a la patria” de la “invasión” migrante. Bueno, para exhibir esta falacia podemos iniciar señalando lo ridículo que es señalar a la caravana centroamericana de invasora, esto a través de los siguientes datos brindados por investigadores del Colegio de la Frontera Norte (Colef): “Cada año transitan por México 300,000 centroamericanos en dirección a EEUU; El 0.01% de los migrantes que atraviesan México provienen de Centroamérica; 10,000 migrantes de Centroamérica sólo representaría el 2% del total de migrantes que en un año atraviesan México con dirección a Estados Unidos; anualmente entre 50 y 60 mil hondureños cruzan la frontera sur de México para intentar cruzar a Estados Unidos”.
Y bueno, si los nacionalistas insisten en querer hacer lo necesario por defender su patria, podrían redirigir todo ese odio contra extranjeros pobres hacia los abusos empresariales de empresas trasnacionales que saquean y contaminan al país; ahí bien tienen a Score International, quien la semana pasada llevó a cabo otra edición de la “Baja 1000” en Ensenada a pesar de no contar con los permisos federales correspondientes.
Siguiendo el listado de falacias y opiniones desinformadas, hay mexicanos que acusan a los mexicanos que apoyan a la caravana migrante de “darles prioridad” sobre los mexicanos en pobreza. Más allá de que la mayoría de estas expresiones provienen de gente que nunca ha movido un dedo para ayudar a los más desprotegidos, preocupa que esta gente ignore la existencia del Instituto Nacional de Migración (INM) y la Ley de Migración, mismas que se encargan de supervisar el fenómeno migratorio en México. Es decir, no hay un desvío de recursos para la atención a los migrantes que descobije a los más necesitados, puesto que el presupuesto mexicano ya lo tiene contemplado. Además, las donaciones de miles de mexicanos permiten solventar las necesidades de miles de migrantes. A partir de esta falacia los opositores ya no sólo acusan falsedades, sino que comienzan a estorbar la ayuda humanitaria.
Otro de los argumentos para negar el racismo y xenofobia que ha sido inyectado en varios mexicanos es el del presunto contraste de respuesta ante la llegada de los haitianos hace dos años. Según esta línea, en aquel entonces se recibió con calidez a los 20,000 migrantes haitianos por la actitud de éstos, sin embargo, una rápida revisión por publicaciones de aquel entonces demuestran que en aquel entonces también hubo brotes racistas y xenofóbicos. Sería irónico escuchar decir a algún tijuanense que esos comentarios no representan al grueso de citadinos, puesto que con ese argumento se podría remover el estereotipo de “delincuentes, holgazanes y malagradecidos” que se ha construido sobre los hondureños.
Y bueno, para comprender tanto brote de xenofobia entre los mexicanos bien valdría entender que este fenómeno racial parte de “construir al otro como amenaza utilizando estereotipos”, ello para responsabilizarlo de determinados problemas. Esto es justo lo que ha hecho Donald Trump con los mexicanos, a quienes ha llamado violadores, “bad hombres”, “asesinos” y “gente mala”. Quizás lo más increíble de tantas reacciones de desprecio hacia los migrantes es que no seamos capaces de ir más allá de las respuestas emotivas.
Ésta es la apuesta de la derecha: dividir al país a través de apelar a la irracionalidad, a una emoción tan primitiva de la humanidad como es el miedo y el odio. En fin, para cerrar esta columna ahí les va un último dato para reflexionar: México tiene 24 millones de personas viviendo en Estados Unidos.