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Recuerdos de La Bodega y El Bataclán

La intelectualidad de una persona se mide

por las dosis de humor que es capaz de utilizar,

Friedrich Nietzsche

Por Humberto Robles/@H_Robles

A finales del siglo pasado, el restaurante La Bodega abrió sus puertas en una vieja casona de la señorial colonia Condesa, en la Ciudad de México, justo en la emblemática calle Ámsterdam, sobre la curva de lo que fuera un hipódromo, el cual estuvo en funciones hasta los primeros años del siglo XX. El nombre de este barrio se debe a que, en la época de la colonia, se encontraba la Hacienda de la Condesa de Miravalle; posteriormente el área se urbanizó con una arquitectura preponderantemente de estilo europeo.

La Bodega fue decorada con cuadros de artistas, antigüedades y artesanías, y varias habitaciones de la casona se llenaron de mesas y comensales. Muy pronto se volvió un lugar frecuente para políticos, empresarios y diversos creadores, como el célebre director de teatro, radio y cine, Juan José Gurrola. Todo esto, cuando la tradicional Zona Rosa iba en declive y antes de que la Condesa se pusiera de moda llenándose de más establecimientos.

Para amenizar las charlas, los tragos y el selecto menú de comida mexicana, en uno de los salones de La Bodega se adecuó un pequeño estrado para darle cabida a grupos musicales, principalmente a conjuntos cubanos que, ya entrada la tarde y hasta la medianoche, ponían a bailar a la mayoría de los asistentes.

Tras su periplo por varios lugares, como el Bar Cristal y el Bar Bugambilia, Astrid Hadad se ofreció para presentarse en ese salón, esperando que sus espectáculos cabareteros fueran del agrado de la concurrencia. En el escenario apenas cabían sus tres músicos, el grupo Los Tarzanes, y ella, con vestuarios modestos en comparación con los que suele usar, ya que casi siempre son monumentales, además de ser un verdadero estallido de creatividad. Ahí, Astrid presentó varios espectáculos de música mexicana, como su celebérrimo Heavy Nopal, y otros donde incluía boleros, música caribeña e incluso fados portugueses, todo esto intercalado con diálogos pícaros o de crítica social y política. Desde el primer día, Astrid abarrotó el pequeño salón, dejando a muchos espectadores afuera, quienes debían reservar para futuras funciones. Fue entonces cuando Astrid comenzó a internacionalizarse, al recibir invitaciones a múltiples festivales de teatro y música de prácticamente todo el mundo, desde Canadá y Colombia, hasta España y Australia.

Cuando Astrid dejaba el espacio vacante, se presentaba el grupo La Cooperacha, que ya venía cosechando éxitos en otros locales con sus espectáculos de cabaret. Encabezados por Felipe Nájera, dirigiendo e interpretando al personaje basado en María Félix, los actores Raquel Garza, Marcela Morett y Enrique Galván, presentaron varios shows como “Doña Gallo y sus Zapatistas”, “La Doña y Tizoc”, “El Show de la Doña”, entre otros, donde arrancaban las carcajadas de los espectadores, quienes presenciaban variados sketches de sátira política y social. De esta forma, este grupo y Astrid fueron alternando el espacio, ambos casi siempre con llenos totales.

En el segundo piso de la casona, también se había acondicionado un área para el NET (Núcleo de Estudios Teatrales) y el Teatro La Gabarra, donde se habían presentado obras como “Dulces Compañías”, del dramaturgo Óscar Liera, con las actuaciones de Delia Casanova y Eduardo Palomo, dirigidos por el reconocido Julio Castillo. Al finalizar el ciclo del NET, el espacio que ocupaba se acondicionó para convertirlo en un teatro-bar, con un escenario y butacas para 70 personas.

El incipiente lugar se nombró El Bataclán y fue inaugurado con un espectáculo de La Cooperacha; luego siguió alternando funciones con Astrid, y más tarde comenzaron a llegar otros creadores interesados en presentarse en este recinto.

La cartelera se fue ampliando con otros cabareteros, músicos, cantantes y standuperos; ahí se presentaron artistas como Chavela Vargas, Lila Downs, Regina Orozco, los cubanos Virulo y Amaury Pérez, Santa Sabina, Tania Libertad, el colombiano Juanes, Cecilia Toussaint, Álvaro Abitia, Pedro Kóminik, Ely Guerra, Fran Hevia y los exitosos shows dirigidos por Juan Ríos Cantú como “Divorciadas”, “La Antipastorela”, “El Evangelio según JuanGagá”, y un clásico del cabaret “Ni Princesas Ni Esclavas”, los cuales han contado con las actuaciones de Marcela Morett, Sandra Sánchez Cantú, Yuriria del Valle, Valeria Vera, Dalilah Polanco, Regina Blandón, Montserrat Marañón, Roberto Gutiérrez, Enrique Galván y Carlos Rangel interpretando a su personaje de la “Manigüis”.

Desgraciadamente, hay rumores de que La Bodega y El Bataclán van a cerrar sus puertas debido a la crisis provocada por la pandemia de la Covid-19. De ser así, entonces solo quedarán el Teatro-Bar El Vicio y el Foro A Poco No como los escasos recintos que den cabida a espectáculos de cabaret. De esta manera, se les restará a los cabareteros, y a muchos creadores independientes, espacios para desempeñar su oficio, y quedarán menos lugares para este género que es indispensable a fin de entretener, pero sobre todo, para ejercer la crítica política y social.

VIDEO DE “NI PRINCESAS NI ESCLAVAS” 

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