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Soberanía y litio. ¿Nacionalización o reserva?

Enrique G. Gallegos*

Después del fracaso de la reforma constitucional para recuperar la maltrecha soberanía energética del Estado mexicano, el Presidente envió la iniciativa de reforma a la Ley Minera para “nacionalizar el litio”, que representa, según sus propias palabras el “plan b”. Hay que recordar que durante los últimos 40 años, las “reformas” para supuestamente “modernizar” el país ocultaban la entrega de los recursos naturales a las empresas, el desmantelamiento de los derechos sociales y finalmente el debilitamiento del Estado, para someterlo al poder económico y su lógica acumulativa de ganancia y depredación. Por ello, con todo y que sea un plan de segundo nivel, hay que saludar ese esfuerzo.

Empero, si revisamos la iniciativa de reforma, en realidad está lejos de ser una nacionalización del litio en sentido estricto. Debemos recordar, como lo señala la misma exposición de motivos de la iniciativa presidencial, que al amparo del artículo 27 constitucional:

Corresponde a la Nación el dominio directo de todos los recursos naturales de la plataforma continental y los zócalos submarinos de las islas; de todos los minerales o substancias que en vetas, mantos, masas o yacimientos, constituyan depósitos cuya naturaleza sea distinta de los componentes de los terrenos, tales como los minerales de los que se extraigan metales y metaloides utilizados en la industria…

En la medida en que el Estado tiene el dominio directo sobre los minerales, la explotación del litio se suele realizar a través concesiones otorgadas a las empresas privadas.

Ahora bien, la reforma pretende modificar parte de los artículos 1, 5, 9 y 10 de la Ley Minera. Si revisamos las modificaciones propuestas, básicamente se concentran en dos aspectos:

1°. Declarar de utilidad pública la exploración, explotación y aprovechamiento del litio (“y demás minerales declarados como estratégicos por el Gobierno Federal”), así como su cadena de valor, por lo que ya no se otorgarían concesiones, licencias, contratos, permisos, asignaciones o autorizaciones; y, por lo tanto, se declararían como zonas de reserva minera aquéllas donde haya yacimientos de litio.

2°. Crear un organismo público descentralizado que se encargue de la exploración, la explotación y el aprovechamiento del litio.

En breve: se declara de utilidad pública el litio, se prohíbe otorgar concesiones, licencias o permisos a particulares para su explotación, se le declara como reserva minera y se crea un organismo público para sus exploración, explotación y aprovechamiento. Ciertamente la iniciativa presidencia recupera otras preocupaciones (el medio ambiente y el respeto a los derechos de los pueblos originarios), pero para que fuera una verdadera nacionalización, la reforma debería también avanzar en trasladar o expropiar todos los bienes y recursos de las empresas mineras que actualmente explotan el litio; pero la reforma nada dice sobre la situación en que quedan esas empresas mineras. Ese silencio es indicio de una cautela política.

Usualmente en los transitorios se establece ese procedimiento, pero en la reforma sólo se menciona la derogación de “las disposiciones legales y reglamentarias que se opongan a este ordenamiento”. La única forma de interpretar ese silencio es en el sentido de que quedan intactas las concesiones vigentes para explotar el litio. Y por ello, es una reforma que apunta más al futuro que al presente de depredación de las mineras y quizás por eso tiene más la forma jurídica de una reserva (porque tampoco trastoca el actual sistema de depredación de la industria minera, como bien apuntó Violeta Núñez Rodríguez, profesora e investigadora de la UAM-X, en una entrevista con el periodista Julio Astillero). Por supuesto, esto no quita un ápice a su relevancia para el fortalecimiento de la soberanía energética, dada la importancia estratégica que ha adquirido el litio. Como recuerda la misma iniciativa, la variedad y riqueza de sus usos dan cuenta de su lugar estratégico en la generación de energía y la tecnología de punta: “se emplea en la fabricación de aviones y trenes, en la producción de baterías en general, para la manufactura de las baterías de las computadoras portátiles, en los teléfonos, en distintos dispositivos digitales, en la industria de la cerámica y el vidrio, para producir grasas lubricantes, en la fundición de polímeros y en el tratamiento del aire, entre otros usos. El carbonato del litio se utiliza en el tratamiento del trastorno bipolar y para atender diversas enfermedades mentales. Es, en estos momentos, uno de los metales más demandados por las industrias de tecnología de punta en el planeta.”

Con todo, la iniciativa se quedó corta y apostó más por una paulatina recuperación de la soberanía energética. Posiblemente el cálculo político de fuerzas y contrafuerzas en juego incidieron en su cauto contenido (y no me refiero al poder legislativo, sino al contexto más amplio, que incluye empresas, trasnacionales, la presión de los gringos, etc.). El lado realista del Presidente se impuso. Tiene varias batallas en puerta, un gabinete que tiende a la medianía y un partido político (MORENA) con poca claridad y dominado por un liderazgo del viejo régimen como Mario Delgado, incluidos un sector de la derecha empotrado en su misma estructura (p.e., el líder de los diputados de Morena en Jalisco es el ultraconservador y expanista José María Martínez).

Como sea y más allá de la disputa semántica, es un paso necesario en el desmantelamiento de las contrarreformas neoliberales y en la recuperación del Estado que, con todo y sus limitaciones, sigue siendo el único contrapoder (por su similar envergadura al del poder económico) que aglutina las aspiraciones populares contra el dominio de las empresas y su lógica extractiva. Y no es un regreso al pasado como dicen los voceros del neoliberalismo, sino una aspiración a otro futuro de mayor igualdad sustantiva. La palanca y los apalancamientos que proporciona el Estado en el desarrollo deben ser restituidos al populo. La reserva del litio es un pequeño paso en ese camino de la soberanía energética.

*Profesor en la Universidad Autónoma Metropolitana-C

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