Personas migrantes provenientes de Honduras llegan al bosque de Tláhuac para tramitar su petición de refugio en México, un papel que desde su perspectiva les permitirá continuar su camino hacia el norte. Las y los hondureños migrantes persiguen conseguir mejores condiciones de vida.
Por Danna Aguirre y Mariana Vera
El Bosque de Tláhuac sirve desde la primavera de este 2023 como sede para la ventanilla de trámites que la Comisión Mexicana de Ayuda al Refugiado (COMAR) trasladó desde la colonia Juárez, en el centro de la capital, hasta esta periferia que colinda con Xochimilco.
Dentro de este espacio verde, no existen las condiciones para que las personas esperen, ya que hay mucha tierra, poca iluminación en las noches y no hay baños suficientes para las cada vez más decenas de personas que acampan fuera del bosque en casas de campaña o mantas tendidas en plena calle.
Reunidos en las inmediaciones del bosque a una familia hondureña le queda mucho camino
por recorrer. Cuando los entrevistamos, los caminantes se enteraban que el trámite de petición de refugio en México se inicia en este punto, el bosque de esta Alcaldía de la
Ciudad de México, y pasarán semanas antes de que consigan una respuesta al mismo.
La ventanilla extraordinaria que la Comisión Mexicana de Ayuda al Refugiado (COMAR), dependiente de la Secretaría de Gobernación, es el punto donde los solicitantes de este derecho deben esperar a que se les entregue una ficha para iniciar su petición de refugio, un trámite que se desarrolla al interior del improvisado refugio gestionado por la Secretaria de Bienestar Social del gobierno de la Ciudad de México, un albergue ubicado en la Mini Marquesita, una sección específica del citado bosque. Al interior de este albergue gubernamental, se atienden en promedio 450 personas diariamente para proveerles comida, un espacio donde dormir y baños públicos. Además de esos huéspedes, el refugio sirve como sede improvisada para la ventanilla de la COMAR, que de lunes a viernes gestiona hasta 70 peticiones por día.
Entre los 70 demandantes de refugio atendidos diariamente, las personas que vienen con
niños menores de edad tienen prioridad, por lo que otros muchos migrantes, entre ellos y
ellas los hondureños entrevistados para Somos el Medio, pueden pasar muchos días formados y sin dormir, sin comida, sin baños públicos y sin respuestas concretas, antes de recibir un turno que simplemente les garantiza el inicio del trámite. En las coberturas realizadas por este medio, el número de total de personas formadas o deambulando en torno de la fila era difícil de precisar, pero definitivamente rebasa las dos centenares de personas diarias. Es decir, en la ventanilla de la COMAR se da curso a penas y aproximadamente a la tercera parte de las personas formadas para iniciar dicho trámite.
Por ello, los migrantes que lograron llegar hasta este lejano y periférico punto de la capital mexicana, afirman que no se irán del Bosque, pues llegar les costó mucho tiempo, dinero y esfuerzo. Para la familia que aceptó contarnos su historia, esta es la tercera vez que regresan en menos de una semana. En el albergue del gobierno de la Ciudad no hay cupo
ya. Así que pasarán la noche en las inmediaciones del Bosque: “Capaz, mañana hay suerte”, dicen.
Todos los y las entrevistadas por este medio afirmaron que con este trámite pueden acceder a una Clave Única de Registro de Población Temporal para Extranjeros (CURPTE). Lo que este equipo corroboró con fuentes gubernamentales, no obstante, la emisión de dicho documento puede tardar entre 15 días y un mes, una vez que su solicitud de trámite de refugio es aceptada como válida para ser analizada y dicho CURPTE les es expedido ya en las oficinas de la COMAR en la calle de Versalles, en la colonia Juárez.
Tal y como lo explica el abogado Salvador Guerrero Navarro, quien coordina la Clínica
Jurídica para Refugiados Alaíde Foppa de la Universidad Iberoamericana, en el Campus
Ciudad de México.
“La COMAR, como el Instituto Nacional de Migración (INM), pueden dar esta CURP
temporal para extranjeros, en el Bosque de Tláhuac lo que se genera es un pre registro y
solo cuando se expide, entre una semana y 15 días después de conseguir dicho pre registro
se otorga una constancia de admisión a trámite.
Esta CURP temporal les da un registro estatal que se traduce en poder acceder a servicios
básicos como salud, educación, en principio podrían abrir una cuenta bancaria, aunque te
soy sincero, hay problemas serios con los bancos. La vigencia de este CURP es de 24 mes y
se puede renovar de manera indefinida hasta que termine el proceso de asilo, y si terminara el proceso de asilo, una vez que ya se le ha otorgado la calidad de refugiado o se le da protección complementaria a las personas.
No obstante, es importante señalar que el pre registro que se apertura en la ventanilla de la COMAR del Bosque de Tláhuac no garantiza que la petición de refugio sea aceptada a
trámite, por ejemplo, si ya tiene un procedimiento previo, por ejemplo muchas personas van a abrir el procedimiento a Tapachula, luego vienen para acá, la COMAR no siempre admite a procedimiento, usualmente les va a pedir que le den explica de por qué se trasladaron desde la frontera sur hasta la CDMX, si hay alguna inconsistencia en los documentos, es decir, puede haber varias razones por las cuales no admita el procedimiento y por lo eso no le expida esta la CURP.”
Este abogado y su equipo de defensores que visita el Bosque cada dos semanas para
jornadas de asesoría jurídica, afirmó que entender este engorroso proceso resulta confuso
para los migrantes.
Con el CURP en las manos y la solicitud de trámite de reconocimiento de la condición de
refugio en México, los y las solicitantes deben atravesar el segundo paso, el más
importante: tienen que dar a conocer en una entrevista con la COMAR las razones del
porqué están pidiendo refugio y qué riesgo corrían en su país de origen.
Este equipo entrevistó en la Mini Marquesita a la señora Nelly García, de 50 años y
proveniente de Honduras, que nos habló sobre el difícil proceso que pasó para llegar hasta
la ciudad de México: “Tuve que pagar más de tres mil dólares para poder subirme a la Bestia y que no me mataran, pues me tocó ver personas que no pagaban, y cuando el tren estaba en marcha, los aventaban con todo y sus cosas y, pues, morían”.
Nelly quiere llegar a Estados Unidos, donde la espera una de sus dos hijas, una tercera hija
vive ya en Ciudad de México. Nelly, nos explica, está pidiendo refugio por haber sido
objeto de violaciones a los derechos humanos en su tránsito por México por parte de
autoridades y personas del crimen organizado.
Para esta mujer hondureña transitar por territorio mexicano ha sido un proceso difícil. Por
ejemplo, cuando la entrevistamos en el bosque comentó que (los de la COMAR) “solo dan
alrededor de 50 fichas, me formé desde un día anterior, desde las siete de la noche y ni así se alcanza ficha, pues le dan más prioridad a las personas que vienen con niños menores. Fue muy difícil llegar hasta acá a Tláhuac y es muy feo el estar formado toda la noche, sobre todo peligroso, pues no hay nada de iluminación en el bosque y a las cinco de la mañana es cuando la fila va avanzando.”
Al interrogarla sobre por qué decidió migrar, la señora García respondió “Yo me salí de mi
país porque la forma de gobierno es muy mala, soy ama de casa y la canasta básica cada día sube más de precio, ya no alcanzaba para casi nada”.
Al terminar nuestra conversación, Nelly continuaba esperando en las cercanías de la
ventanilla que, por ese día, había ya agotado las fichas disponibles. Nos aseguró que pasaría la noche entre los árboles, pues el refugio donde además opera la ventanilla de la COMAR estaba completamente lleno.