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Teatro Penitenciario

Nadie conoce realmente una nación hasta que ha entrado en sus prisiones”.

Nelson Mandela

Por Humberto Robles

Actualmente las cárceles no cumplen la función de reinserción social que pretende. Dentro de estas instituciones se conforma una micro sociedad que es un reflejo de la de afuera pero con normas o códigos adecuados a las circunstancias”.

Durante tres decenios Jorge Correa, conocido como el padre del teatro penitenciario en México, ha recorrido más de 300 cárceles dando funciones con los internos; él creó el Sistema Teatral de Readaptación y Asistencia Preventiva (STRAP), “un método teatral inmediato para que el interno se involucre, se sensibilice y se integre al fenómeno teatral”. En 2014 fundó el proyecto LIBERARTE, considerando que la función terapéutica del teatro les permite a los internos “ser vistos y escuchados, al ser vistos y escuchados, el interno logra un conocimiento sobre sí mismo, porque piensa y se piensa, no solo a nivel del discurso, sino también de las emociones y sensaciones”.

Por su lado, el dramaturgo, director y productor artístico Arturo Morell fundó una compañía teatral integrada por 40 personas liberadas, siendo la más grande de Latinoamérica. Asimismo ha impartido el “Taller Teatro Transforma” a más de 3 mil internos de 10 centros penitenciarios. En 2017, la Asamblea Consultiva del Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación [CONAPRED] le otorgó el “Reconocimiento Nacional por la Igualdad y la No Discriminación” por el proyecto de intervención cultural “Un Grito de Libertad”.

A su vez, el hoy extinto Foro Shakespeare y su directora Ítari Marta crearon la Compañía de Teatro Penitenciario, un proyecto de verdadero impacto social el cual está cumpliendo diez años de labores. Su objetivo es la profesionalización teatral, el empleo remunerado y la reinserción social de las personas privadas de su libertad por medio del arte y la cultura. La Compañía de Teatro Penitenciario (CTP) es un grupo de teatro profesional, autogestivo e independiente y es un proyecto artístico, pedagógico, laboral y de reconciliación social integrado por actores internos de la penitenciaría de Santa Martha Acatitla.

A lo largo de este decenio, la CTP ha realizado varias puestas en escena donde, tanto el público en general como los internos, han presenciado “Cabaret Pánico”, basada en textos de Alejandro Jodorowsky, “Ricardo III 0.3”, adaptación libre de la obra de William Shakespeare, “El Mago Dioz”, adaptación de la obra original de “El Mago de Oz” y un espectáculo de Stand Up “Stando en Cana”, entre otras obras.

Tras el lamentable cierre del Foro Shakespeare, varios integrantes del Foro y de la CTP se trasladaron a El 77 Centro Cultural Autogestivo donde han presentado las obras “Las hijas del Aztlán”, dramaturgia y dirección de César Enríquez, “Esperando a Godot”, de Samuel Beckett, y “La espera”, escrita y dirigida por Conchi León.

La iniciativa de la CTP es de Ítari Marta, egresada de la Escuela Nacional de Arte Teatral (ENAT) quien, a través del British Council, obtuvo una beca para retomar su licenciatura en Reino Unido. Como actriz ha participado en diversas obras de teatro, teleseries y películas. Como directora ha estado a cargo de las puestas de la CTP, así como de “Medea Material”, de Heiner Muller, una obra con la actuación de mujeres que han sufrido violencia de genero, integrantes de la CTP y menores infractores.

El pasado viernes 5 de julio asistí a la puesta de Mujeres de Arena en el Centro Penitenciario Netzahualcóyotl Sur, montada por el Taller de Teatro del Núcleo Escolar No. 9 “General Plutarco Elías Calles”, obra dirigida por Anabel Velázquez Castro, con las actuaciones de Jennifer Vanessa Cruz Mora, Perla Magaly Razo Acuña, Erika López Gerón, Viridia Correa Román, Ofelia Ramiro Velázquez, Alejandra Wilson Herrera y Tania Aguirre Sarabia. Fueron las internas las que eligieron esta obra porque, como ellas me informaron, “Son mujeres y creen que es importante hablar de este tema que les duele”. Este es el segundo montaje de dicha obra en un centro penitenciario.

De la puesta en escena destaca el compromiso y la sensibilidad de estas actrices que conmovieron a los asistentes, entre los que había invitados y otras internas. Las intérpretes le dieron voz a testimonios reales de mujeres en Ciudad Juárez, mujeres que se han visto afectadas –de una u otra forma- por la pandemia de los feminicidios. Las actrices hicieron su vestuario, la escenografía y el atrezzo. El aplauso final fue merecidamente largo y estremecedor, y para mí una experiencia excepcional. Cabe señalar que no hubo ningún tipo de censura a la obra donde se hacen diversas denuncias contra el gobierno estatal, federal y otras autoridades.

Este montaje fue posible gracias a Israel Rodríguez Hernández, integrante y representante de la CTP, quien inició su carrera en el teatro siendo interno, cuando participó en diferentes puestas en escena. Desde que recuperó su libertad ha participado en obras de la CTP y en el Foro Shakespeare actuó en “Medea Material”.

Mujeres de Arena surgió del taller “El teatro como un recurso didáctico para apoyar y enriquecer la práctica educativa” impartido por Rodríguez a maestros del área educativa de los 24 penales del Estado de México. A las actrices de la obra les dio asesoría, entrenamiento actoral y, durante los ensayos, notas y aportes para enriquecer el montaje.

El proyecto de Rodríguez se fundamenta en otorgar herramientas actorales a las personas privadas de su libertad que deseen participar en los centros del Estado de México, así como en los penales de Zumpango, Chiconautla, Barrientos, Almoloya y el penal femenil Nezahualcóyotl. Su objetivo es “Crear una presentación propuesta por las o los internos del grupo de teatro para sensibilizar a la institución y atraer a más internos al trabajo escénico”.

Estos son los proyectos que la actual administración debería apoyar ya que producen un verdadero efecto social al cumplir con una de las funciones del arte y la cultura: ser útil para quienes lo ejecutan y para los que asisten. Si hay honestidad y verdad en la creación, el teatro sensibiliza, compromete y transforma al que lo hace y al que lo admira.

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