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Tres menores sustraídas en Huachinango, víctimas de Violencia Vicaria

Texto: Karen Castillo / @karencitatacha

El 13 de marzo de 2022, Andrea de 16 años, Ximena de 8 años, y Sherlyn de 10 meses, fueron sustraídas por su padre en Huachinango, Puebla. Desde ese día la madre y también abuela de Sherlyn, Miriam, ha buscado ayuda de la Fiscalía de Huachinango, del Centro de Justicia para las Mujeres, la Comisión de Búsqueda de Personas en el municipio y realizado llamadas a las Fiscalías del estado de Puebla, y a la Comisión Estatal de Derechos Humanos; nadie la ha ayudado y mucho menos orientado.

Miriam, lleva casi 72 horas sin saber de sus dos hijas y de su nieta. No es la primera vez que el padre de estas pequeñas las abduce con el fin de continuar la violencia en contra de ella. Tampoco es la primera vez que las autoridades de Huachinango han fallado en proteger a Miriam, sus cuatro hijas y a su nieta, tres de las menores que ahora se encuentran incomunicadas.

Violencia Vicaria en el caso de Miriam

La Violencia Vicaria hace referencia a la violencia que una persona ejerce (regularmente progenitores), hacia los hijos e hijas de una mujer, cuyo único fin es hacerle daño a la madre. En México, diversas colectivas buscan que este tipo de violencia sea tipificado y penado por la ley.

Pese a que algunos estados comienzan a discutir posibles propuestas de ley, miles de madres víctimas de violencia vicaría se enfrentan a un infierno de burocracia y revictimización institucional, Miriam es una de esas mujeres.

En abril del 2021, tras 12 años de violencia económica, psicológica y física, Miriam tomó a dos de sus hijas y huyó de su hogar sin ninguna pertenencia. Llevaba varias semanas incomunicadas después de que su expareja le retirara el celular, tarjetas de crédito e identificaciones.

“Me salí sin nada, y huí a otro estado. Ya me había ido antes, pero él me iba a buscar, pateaba las puertas y me amenazaba. Yo regresaba por miedo y por no dejar a mis hijas; pero esa última vez, cuando me quitó mis identificaciones llegué al límite. Me llevé a mi hija, la menor de 2 años, y a Ximena de 8 años. Andrea de 16 y Paola de 14 no quisieron irse en ese momento conmigo, Andrea estaba embarazada.”

Miriam regresó a Huachinango cuando su hija Andrea tuvo a su hija Sherlyn, el 21 de mayo del 2021. Fue ahí cuando comenzó otra oleada de amenazas, golpes y al no regresar al hogar de su expareja y agresor, este comenzó a utilizar a las niñas como método para amenazar y lastimar a Miriam.

“Mis hijas las mayores, las dos que se quedaron con él ya no querían verme, yo insistía, pero no me contestaban mensajes ni llamadas; me culpaban por haber separado a la familia. Más adelante, las dos confesaron que la razón por la cual no me hablaban era por golpes y amenazas de su padre.

“En julio de 2020, yo me dirigía a mi trabajo en el centro de Huachinango cuando se aproximó en su camioneta y me quitó a mis otras dos hijas, Ximena y Gianna; a Gianna todavía le daba pecho. Le supliqué que me las regresara, no accedió. Fue ahí cuando comencé a ir a la Casa de Justicia de Huachinango, pero me decían que no podían hacer nada porque él era el padre y estaban con él por su voluntad. No les importó la historia de violencia que sufrí.”

    

Violencia en contra de menores

Por meses la pesadilla se repitió, Miriam recuperaba a una o dos de sus hijas para después volverlas a perder cuando su expareja la interceptaba en lugares públicos para insultarla o llegaba a su hogar a golpearla.  La amenaza, para que Miriam no huyera a otro estado, era la misma: no volver a ver a sus dos hijas mayores.

“Después de algunos meses, Paola, la de 14 años, se regresa conmigo por su propia voluntad. La situación con su papá cambió porque ahora ella era la víctima de los insultos, regaños y golpes. También me dijo que su papá le compro un vestido y le pidió que se lo probara mientras le tocaba la pierna. Ella lo empujó y se salió de la casa, cuando regresó le dijo que se venía conmigo.”

“En ese momento él ya sólo tenía a una de mis hijas, Andrea de 16 años, y a su bebé recién nacido. Fui a la Casa de Justicia y ellos me decían que no podían hacer nada ya que ella estaba ahí por su voluntad. Yo les decía que cómo podían decir eso si sólo es una niña de 16 años, después logré comprobar que Andrea no era hija biológica de este señor, y entonces el DIF entró a ayudarme.

Miriam logró sacar a su hija Andrea y la bebé de la casa de su agresor y llevarla a las instancias municipales del DIF, en dónde le realizaron estudios psicológicos, Andrea de 16 años confesó haber sido violada por su padre, pareja de Miriam.  La bebé recién nacida, Sherlyn, fue resultado de esa violación.

“Cuando y me entero de eso voy inmediatamente a la Casa de Justicia para levantar una denuncia por violación, antes de llegar, llega el papá y le dice a Andrea que se suba a la camioneta, ella se va. Yo llego a la Casa de Justicia y cuando les digo lo de la violación me dicen que no pueden levantar una acta a menos que este ella presente. Por varias semanas se la llevaron a Veracruz, después regresaron y yo logré recuperarla ahí fuimos a denunciar.”

Miriam dice que el trató del encargado de Delitos de Género, fue revictimizante durante todo el proceso, incluso preguntó a Andrea si de verdad quería proseguir con la denuncia ya que era “algo serio”.

Al final Miriam y su hija Andrea, lograron que la Fiscalía de Huachinango abriera la carpeta por el delito de violación y obtener una orden de alejamiento en contra de la expareja de Miriam. Por primera vez después de meses de abuso y violencia, Miriam estaba reunida con todas sus hijas.

La indiferencia de las autoridades de Huachinango

Miriam, sus cuatro hijas y su nieta comenzaban a rehacer su vida, Andrea ya era atendida por psicólogas de la Comisión de Víctimas y poco antes de ser sustraída, celebró su cumpleaños en compañía de su mamá, su hermana y su hija Sherlyn.

Sin embargo, la noche del 13 de marzo, la pesadilla de Miriam se volvió realidad cuandó su expareja irrumpió en su hogar y tras golpearla, logró llevarse a Ximena de ocho años, a Andrea y a su bebé, Sherlyn.

Miriam acudió de inmediato a la Fiscalía de Huachinango en dónde fue, una vez más, ignorada por las autoridades que pidieron a Miriam regresar al día siguiente para levantar la Alerta Amber con el pretexto de que era muy tarde.

Esa noche, Miriam recibió lo que sería el último mensaje de texto de un teléfono que ella había regalado a Andrea en caso de emergencia; el mensaje de texto decía AYUDA MAMÁ, TULANCINGO, TIJUANA.

Los familiares de Miriam en otras ciudades han acudido a las autoridades locales para que se comience la búsqueda de las menores, pero sin boletines de Alerta Amber nadie se mueve.

Tres días después, Miriam no ha logrado que las autoridades de Huachinango emitan la Alerta Amber y todas las instituciones a las que acude la turnan a otra institución que la regresa a otra; un laberinto burocrático caracterizado por la interferencia.

Miriam dice sentirse desesperada ya que teme que esta vez no vuelva a ver a sus hijas, o en el peor de los casos, que su expareja les haga daño. Miriam ha acudido a los medios esperando que las autoridades escuchen su caso y que lo valoren desde una perspectiva de género con el historial de violencia del cuál ha sido víctima por más de 12 años.

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