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Verónica sin Alexander: así es que desaparezcan a tu hijo en Colima a 20 días del Día de la Madre

La canción que José Alexander López Dueñas nunca pudo cantarle a su mamá se desvanece en la tristeza de su desaparición. Mientras Verónica Dueñas busca a su hijo, se une a otras madres en una marcha llena de dolor pero también de esperanza compartida.

Por Monserrat Cárdenas / @Somoselmedio

“Por si no te vuelvo a ver, quiero decirte cuánto te amo, que eres la mejor de todas, eres la mejor mamá”, empieza la canción del intérprete de música regional, Luis Ángel ‘El Flaco´. José Alexander López Dueñas, de 25 años, se la dedicaría a su mamá en una serenata que le llevaría a su casa el pasado 20 de abril, un día antes de su cumpleaños, pero esa misma noche desapareció en La Guadalupe, el bar de la capital colimense que hoy tiene sus cimientos calcinados y sus mesas y sillas vueltas cenizas, luego de que lo incendiaran hace dos días.

Verónica sin Alexander: así es que desaparezcan a tu hijo en Colima a 20 días del Día de la Madre

“Perdí contacto con él a las 11:40 de la noche y ya no apareció, el domingo, ya no supimos de él”, explica su mamá, Verónica Dueñas Andrade, en la marcha de las madres buscadoras de este 10 de mayo en Colima.

Marcha junto a su esposo y a otros 14 integrantes de su familia, entre hijos, hermanos, sobrinas y cuñadas, portando una playera blanca con el rostro de José Alexander. “Te amamos y te vamos a encontrar”, dice bajo su nombre.

La acompañan también decenas de madres buscadoras que integran la Red Desaparecidos en Colima A.C. y activistas locales. Llevan cargando en grandes lonas los rostros de tantos y tantos de sus hijos desaparecidos a quienes deben buscar por cuenta propia.

La marcha es una más de las movilizaciones ocurridas en todo el país para exigir verdad, memoria y justicia para las más de 115 mil personas desaparecidas en México y las casi 2 mil de Colima. Su grito de “Alerta, alerta, alerta que camina, las madres buscadoras por las calles de Colima”, retumba en la estrecha calle Madero -la principal del estado- ante la mirada de decenas de personas apretujadas en las aceras, en este día que es de compras, regalos y cenas para las mamás.

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“Eres mi primer amor, eres quien le ha dado vida a mi corazón. Con una sonrisa, una tierna caricia, me tocas el alma. Se me acaba el miedo con ver mi reflejo en tu dulce mirada”, dice la segunda canción que José Alexander le dedicaría en su cumpleaños a su madre. Es la de “Mi Primer Amor”, de Grupo Pesado, la banda de música norteña que sonaba seguido en el bar La Guadalupe, caracterizado por tocar sólo música regional mexicana.

Cuando no volvió a casa ese sábado, Verónica buscó a Alexander en “Seguros, hospitales y clínicas”; mandó a hacer fichas con las características de su hijo: joven, moreno, delgado, con barba, cara alargada, nariz chata; y acudió a la Fiscalía a poner el reporte de desaparición.

“El domingo en la tarde fue mi esposo y mi hijo. Puso la denuncia. El lunes nosotros fuimos a pegar las fichas. Mandamos a hacer fichas para que rápido se difundiera”, detalla Verónica.

Pero Alexander no ha vuelto. Queda el registro de que antes de en La Guadalupe, estuvo en el bar de rock, DMT, en el centro de la ciudad; queda el registro de quienes lo acompañaban, pero no de su camino regreso a casa.

“Nomás nos dice la Fiscalía que siguen avanzando, que ya había un sospechoso, que ya había un detenido. Mi esposo fue antier y ayer y le dijeron que ya lo tienen ubicado”. Así, Verónica ha entrado en la espiral de idas y vueltas a oficinas, Ministerios Públicos y Fiscalías.

Si pasa un mes más, Alexander cumplirá en ausencia sus 26 años. Será otro amargo cumpleaños para la familia López Dueñas sin lo “alegre, bailador, niñero, cariñoso y cantador” de es su hijo. Sin las canciones de Grupo Pesado ni El Flaco.

“Todos los días lo buscamos, todos los días lo esperamos, hacemos oración. Yo le pido mucho a Dios que me lo entregue. Nos hace mucha falta”, se emociona Verónica.

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En el recorrido de la marcha las madres también cantan, igual que Alexander. Es habitual escuchar en cada una de sus protestas “Yo te extrañaré”, de Tercer Cielo, que dice “Ojalá pudiera devolver el tiempo, para verte de nuevo, para darte un abrazo y nunca soltarte”, una canción que también le gustaba a él.

“Sí me quebré cuando estábamos en la rotonda porque mi hijo escuchaba esa canción, la de Tercer Cielo, y ya cuando él ya se iba a acostar la ponía. De hecho, mi hija el miércoles me dijo, ´mamá, ¿te acuerdas qué canción escucha?´. Y le digo, ´ah, una bien bonita´, pero ahorita que la escuchamos ella no aguantó y lloró”.

Pero ante el quiebre y la usencia, están las madres con su capacidad de arropo, de apoyo mutuo, de sostén, resistencia y defensa. Así lo dejaron plasmado en su pronunciamiento al finalizar la protesta:

“Pedimos un alto al fuego. Que las organizaciones criminales nos permitan recuperar a nuestros familiares y que dejen en paz a nuestras juventudes. Que dejen de atacar a la población civil. Que dejen de romper el futuro de nuestras comunidades”. “Las familias exigimos que la desaparición de personas sea un tema central a resolver para el Estado, que no se tape el sol con un dedo”.

Por eso Verónica, a pesar de la congoja, encuentra fortaleza en ellas, un respiro de tanto dolor:

“Yo no había tenido fuerzas para salir, y me habló mi sobrina, y le dije: ´sí, vamos´. Hay que ser empáticas, vamos a luchar con las madres buscadoras. Veo que son muy unidas. Estaba con miedo por toda la inseguridad que está pasando, pero dije, ´no tenemos por qué tener miedo, porque todas las mamás que venían en la marcha y los papás me dieron fortaleza. Y me voy a unir a ellas y ellas me van a dar fuerza. Venía triste porque no lo tengo, pero dije, ´ellas son fuertes, las mujeres somos fuertes y los vamos a encontrar´.

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