“La ciudad es el mundo creado por el hombre [y la mujer]
también es el mundo en el que se está desde
entonces condenado a vivir […] al crear la ciudad el
hombre se ha recreado a sí mismo” (Robert Park).
San Marcos es un municipio ubicado en el Estado de Guerrero, México, mayormente definido como un sector rural a excepción de su cabecera municipal, catalogada por el INEGI como la única zona urbana, pero al igual que muchas ciudades mexicanas, la ley del más fuerte ha definido su desarrollo urbano por encima de una correcta planificación, lo que ha derivado en un crecimiento urbano caótico y lleno de riesgos.
En 2017, la ampliación de la carretera federal que conecta el puerto de Acapulco con la Costa Chica y que atraviesa la cabecera municipal, derivó en una serie de accidentes que ocasionó incluso la muerte de una mujer que trabajaba como vendedora ambulante así como diversas protestas sociales, las cuales exigían a las autoridades locales y a la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) medidas de seguridad vial y una infraestructura adecuada para la mitigación de inundaciones.
“Suena absurdo, pero aquí hasta por topes hemos tenido que luchar”, comenta un poblador de la zona al narrar como tuvieron que exigir desde rampas y cruces peatonales que el proyecto inicial no contemplaba, “Ya ni se diga de los andadores y el drenaje pluvial, esos no se hicieron y en parte fue porque la gente no se quiso mover, …El problema es que ahora nosotros nos inundamos, igual como pasó con el huracán Max en septiembre de 2017” concluye.
El riesgo por inundaciones e inseguridad vial es latente, real y actual en toda la cabecera municipal, como lo reflejó el recién accidente donde falleció un niño de 2 años, provocado según la denuncia pública de familiares y la prensa local, por una menor de edad, presuntamente hija de un servidor público, un caso que continúa en la impunidad.
Pobladores de San Marcos han venido denunciando que el crecimiento urbano del municipio ha estado marcado históricamente por el abandono social “Los gobiernos entran y los gobiernos salen, nunca hacen nada” señalan, las relaciones de poder que se establecen entre las personas y/o grupos familiares o afines políticamente a los gobernantes en turno, como actualmente sucede con la Secretaria General del Ayuntamiento municipal, Geraldine Barrera Morales, que decidió iniciar los trabajos de la construcción de un puente sobre la vía federal en beneficio de un familiar y que corta la vialidad, violando el Reglamento de Construcción para los Municipios del Estado de Guerrero, Artículo 12, Fracción II, que a la letra dice:
Artículo 12.- No se autorizará el uso de las vías públicas en los siguientes casos
II.- Para obras, actividades o fines que ocasionen molestias a los vecinos tales como la producción de polvos, humos, malos olores, gases, ruidos y luces intensas.
Ante ello y con fundamento en el artículo 13, párrafo segundo que señala:
Los permisos o concesiones serán siempre revocables y temporales y en ningún caso podrán otorgarse con perjuicio del libre, seguro y expedito tránsito, del acceso a los predios colindantes, de los servicios públicos instalados, o se obstruya el servicio de una rampa para personas con discapacidad, así como el libre desplazamiento de éstas en las aceras, o en general, de cualesquiera de los fines a que esté destinada la vía pública y los bienes mencionados.
Ante ello, el Comité del Bulevar San Marcos que se creó en 2017 a partir de los accidentes derivados con la ampliación de la carretera federal, exige la cancelación de la obra al Ayuntamiento Municipal e invita a la ciudadanía a ejercer su derecho a la participación social en el desarrollo de la propuesta ciudadana de desarrollo urbano que estarán llevando a cabo.